¿Sabíais que un litro de aceite de cocina puede contaminar hasta mil litros de agua? ¿Y que cada persona consume al año una media de veinte litros de aceite, de los cuales cuatro litros se desechan? ¿Y sabíais que depurar un solo kilo de grasas puede llegar a costar unos 2,5 euros? Pues estos son algunos de los datos en los que deberíamos pensar antes de tirar nuestro aceite de cocina por el desagüe, acción con la cual corremos además un serio riesgo de obstruir nuestras cañerías…
¿Y sabíais que el aceite de cocina usado puede reciclarse? Pues si. De esta forma se alcanza un doble beneficio: por un lado, se reduce el volumen de residuos contaminantes, y por el otro se protege el Medio Ambiente aportando una fuente de energía cuyas emisiones de compuestos de azufre en combustión son mínimas.
¿Y dónde podéis llevar vuestros litros usados de este oro líquido? Pues a los puntos limpios más cercanos. Además, en muchos de ellos nos ofrecerán un recipiente especial donde depositar nuestro aceite de cocina usado cuando estemos en casa (en mi zona repartieron una especie de embudos de plástico de color naranja, que sirven para adaptarlos a la botella o lo que sea que uses para almacenar el aceite, y así no se te derrama). Podéis reciclar los aceites vegetales, de fritura, grasas y asados, de alimentos enlatados, manteca de cerdo o grasas estropeadas y caducadas.
Así contribuiréis a generar nuevos productos, a ahorrar trabajo y gastos económicos a las plantas depuradoras (las cuales por cierto pagamos entre todos), evitaréis el consumo de fósiles (que son muy contaminantes y además emiten gases de efecto invernadero), y también evitaréis el obstruir las cañerías y tuberías de nuestro hogar (con los consiguientes problemas que esto supone claro). En definitiva, adquiriendo el sencillo hábito de reciclar el aceite (y todas las demás cosas que os sea posible), estaréis contribuyendo a mantener limpia la Madre Tierra.
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